Cientos de tumbas de piedra con forma de colmena en la base de Jebel Hafit cuentan una historia de 5.000 años de los primeros habitantes de Al Ain
Hace unos 5.000 años, a la sombra del escarpado Jebel Hafit, de 1.160 metros de altura, los primeros habitantes de la región de Al Ain eligieron sus laderas norte y este para construir una serie de tumbas para sus muertos. Desde entonces se han encontrado cientos de tumbas en esta zona, con objetos que revelan los vínculos comerciales con la antigua Mesopotamia (el actual Irak), Irán y el Valle del Indo (los actuales Pakistán e India).
Estas tumbas de la Edad de Bronce se construyeron a lo largo de un periodo de 500 años, entre el 3.000 y el 2.500 a.C., y las más destacadas se encuentran en una necrópolis a lo largo de las estribaciones orientales. Se han encontrado otras tumbas a lo largo de las crestas de prominentes colinas y crestas desde Jebel Hafit hacia la ciudad de Al Ain, a unos 20 kilómetros al norte.
Arquitectura de las tumbas
Cada tumba con cúpula consta de una única cámara redonda u ovalada de unos 2-3 metros de ancho y construida con roca local sin cortar o cortada en bruto. Los muros anulares rodean la cámara y se elevan hasta una altura de 3-4 metros. Se inclinan hacia el interior para unirse y formar una cúpula.
Las tumbas de Jebel Hafit tenían entradas estrechas y cada una contenía los restos de entre dos y cinco personas. Esto contrasta con las tumbas posteriores de Umm an-Nar, en las que se enterraban cientos de personas juntas.
Bienes funerarios
La presencia de cerámica mesopotámica importada ilustra el alcance del comercio con otras sociedades más lejanas durante la Edad del Bronce. Los arqueólogos también han descubierto cuentas, siendo las más significativas las pequeñas cuentas tubulares de color verde azulado, que se cree que fueron importadas. Otro tipo de cuenta era de piedra local y tenía forma trapezoidal o cuadrada.
También se encontraron puntas de lanza y puñales del segundo milenio (2000-1000 a.C.) en las tumbas y vasijas de esteatita, lo que indica que las tumbas fueron reutilizadas. Esta reutilización continuó y se generalizó durante la Edad de Hierro (1000-600 a.C.).