Bidaa Bint Saud estuvo ocupada desde la Edad de Bronce (3000-1300 a.C.), pero su importancia creció durante la Edad de Hierro (1300-300 a.C.), tanto como parada de caravanas como de comunidad de agricultores asentados, que utilizaban el característico sistema de riego falaj de la región. Este sistema aprovecha las fuentes de agua subterráneas y distribuye el agua a los cultivos y las plantas a través de una serie de canales subterráneos y sobre la superficie.
En Bidaa Bint Saud se han descubierto y excavado parcialmente dos sistemas de falaj, que han revelado secciones en buen estado. En uno de ellos se descubrieron varios pozos y una shariaa subterránea (punto de acceso principal al agua), con escalones que conducían a una gran cisterna abierta. Estos hallazgos son una prueba más de que en los Emiratos Árabes Unidos se construyó uno de los primeros sistemas de irrigación falaj conocidos.
Edificio del falaj
Los arqueólogos desenterraron un gran edificio de adobe situado junto al punto de acceso principal del falaj de Bidaa Bint Saud. Alberga una gran sala de 10 x 13 metros. Algunas partes de los muros restantes tienen una altura de hasta 1,6 metros. Falta el techo, pero parece que estaba sostenido por 12 columnas. Los almacenes se añadieron más tarde y contenían muchos recipientes de almacenamiento. La finalidad del edificio sigue sin estar clara, pero lo más probable es que se utilizara con fines administrativos para gestionar la distribución del agua del falaj.
Tumbas
A lo largo del lado Este de la formación se encuentran los restos de varias tumbas de piedra que datan de la Edad de Bronce. Aunque parecen montones de piedras, las excavaciones muestran que cada uno de ellos oculta una cámara hueca rodeada por un muro anular con un estrecho pasaje que conduce al interior. Originalmente, estas tumbas tenían techos abovedados.
Durante la Edad de Hierro también se construyeron una serie de tumbas, utilizando piedra local sin cortar o cortada toscamente, con formas variadas. Estas tumbas colectivas estaban divididas en varias cámaras, cada una de las cuales contenía los restos de varias personas.
A pesar de haber sido saqueadas en el pasado, las excavaciones realizadas en estas tumbas de la Edad de Hierro han aportado numerosos objetos, como vasijas de cerámica y piedra, hojas de daga, puntas de flecha de bronce y varios tipos de abalorios.