Terapia solar

Los emiratíes han dominado el medio ambiente y se han beneficiado de él, en sus diversas formas y fenómenos, durante toda su vida. Primero se beneficiaron de las fuerzas de la naturaleza.

Los Emiratos Árabes Unidos están situados en una región caracterizada por el calor y la sequedad durante la mayor parte del año, en la que el sol brilla directa y fuertemente. Los emiratíes no dejaron de beneficiarse de esta bendición en sus vidas, por lo que se aseguraron de utilizarla en varios aspectos para sacar gran provecho de ella, sobre todo porque el sol brilla durante un largo periodo de tiempo.

El interés de los padres y abuelos por el sol se manifestaba en muchos aspectos, como la elección de la ubicación de los trasteros en sus casas, o lo que se conoce como habitaciones de invierno, en las que la puerta se situaba en sentido contrario a la salida del sol para aportar calor. Estos almacenes también estaban equipados con pequeñas ventanas elevadas que recibían los rayos del sol en las primeras horas del amanecer. Lo mismo ocurría con las ventanas principales de las viviendas, ya que elegían cuidadosamente su ubicación para que el centro de las mismas recibiera la luz solar diaria. También practicaban otros hábitos saludables, como tomar el sol, ya que se descubrían la espalda en las horas de la mañana de invierno y la dirigían hacia el sol. Algunos de ellos también se aplicaban azufre, yift o qart, que son tipos de pintura muy conocidos y utilizados en el pasado. Las personas acomodadas utilizaban orcin y jazmín. Lo hacían porque creían que el sol aportaba flexibilidad al cuerpo y protegía contra las enfermedades de la piel. También se beneficiaban del sol en invierno como fuente de baños de sol tanto para mujeres como para hombres, al frotar, lavar, secar y peinar el cabello. Además, los enfermos de reumatismo con dolores articulares se aplicaban ungüentos en el cuerpo y se exponían a la luz solar. En cuanto a los que se quejaban de tos, les preparaban una mezcla de vinagre, clavo y jengibre con la que se aplicaban en la espalda al salir el sol y se sentaban al sol durante un tiempo, mientras que los que sufrían de dolor en los pies los sumergían en arena expuesta al calor del mediodía. El sol también se consideraba un tratamiento útil para los infectados con boujnib, lo que hoy se conoce como pleuresía..

El narrador afirma: El sol es indispensable para nosotros, ya que es la fuente de luz, salud y vida. Empezamos el día cuando sale el sol y terminamos nuestro trabajo diario cuando se pone". En cuanto al uso terapéutico del sol, añade: "La gente construía sus casas de forma que las habitaciones estuvieran adyacentes unas a otras, dejando la zona entre las habitaciones abierta y amplia para que la luz del sol entrara en todas las habitaciones. También utilizaban el espacio intermedio para sentarse y disfrutar de la luz del sol, especialmente a primera hora de la mañana o a mediodía en invierno, porque creían que aportaba fuerza al cuerpo y era beneficioso para la salud de los huesos". También añade: "Utilizábamos la luz del sol para tratar a los recién nacidos y a los niños con los ojos y el cuerpo amarillentos, una enfermedad conocida como ictericia. Lo hacíamos exponiéndolos a la luz del sol a primera hora de la mañana, antes de que hiciera más calor; además, utilizábamos agua que había sido expuesta a la recitación del Corán durante un período de siete días consecutivos, tras lo cual el enfermo se recuperaba, por voluntad de Alá.

Y como los emiratíes en el pasado apreciaban mucho el sol, llamaban a sus hijos Shamis y a sus hijas Shamsa.